jueves, 9 de octubre de 2008

MATRIMONO XXIV

XXIV. EL HOGAR DE NAZARET, MODELO DE FAMILIA.

ANUNCIACIÓN DE MARIA

En el primer capítulo del evangelio de Lucas leemos:
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a un virgen desposada, con un hombre llamado José, de la casa de David y el nombre de la doncella era María.
Nazaret era una ciudad pequeña. María era una muchacha de unos quince años. Es una joven, sencilla y humilde, a quien sus padres Joaquín y Ana habían dedicado al servicio del templo, con el voto de no contraer matrimonio. Parece ser que habían muerto sus padres y ella tuvo que dejar el templo y trasladarse a una pequeña ciudad de Nazaret, por donde circulaban las caravanas, que atravesaban el desierto.
María de acuerdo con el justo José y con la intención de vivir en virginidad, habían dado el primer paso hacia el matrimonio con los que se llamaban los desposorios, antes de contraer definitivamente matrimonio.
Por la narración de Lucas, deducimos que María estaba orando, cuando se apareció un ángel. Así la han pintado la mayor parte de los pintores en las muchas anunciaciones que conservamos..
María en hebreo significa la preferida de Dios, ya que Dios la había escogido de entre todas las mujeres de Israel para que cumpliera la gran misión de ser la madre de Dios. Por esto la dotó de todos los dones y gracias que necesitaba para esta gran misión. Un teólogo, Duns Scoto, afirmaba que Dios tiene un poder infinito y siendo María, la mujer escogida para esta tarea, necesariamente la debió adornar de las mayores virtudes.
Los pintores nos la presentan en su estancia, en actitud de oración, cuando se le aparece un ángel y le dice:
Dios te guarde, llena de gracia, el Señor está contigo.
María no quedó sorprendida de la aparición del ángel, sino de sus palabras. La aparición de los ángeles en el antiguo testamento era muy frecuente.
Si se extrañó del piropo del ángel y sobre todo de que le dijera que Dios estaba con ella y se había fijado en ella para encomendarle una gran misión.
Con este saludo el ángel le ratifica que ha encontrado la gracia ante Dios y que le ha llenado de sus gracias y dones.. La palabra griega jaris (gracia), se refiere no sólo a su belleza espiritual, sino también a su belleza física. María encierra en si misma la esencia del eterno femenino, de que nos habla Goethe. María es la mujer que está más cerca del cielo. No tiene la plenitud de Dios, pero es la mujer más perfecta de toda la historia de la humanidad. Dios, con su omnipotencia la ha plasmado para que fuera su madre, llenándola de amor, de ternura, de misericordia y compasión.. El poeta Dámaso Alonso dice de María; Yo no sé quien eres,
Pero eres como una lluvia grande de enero, que como un rubor nos besa.
Primavera surgente como el amor en junio,
Dulce sueño en el que nos bañamos,
Agua tersa que embebe con trémula avidez, la vegetal célula joven,
Matriz eterna donde el clamor palpita, madre, madre.

María no logra entender estos elogios de Gabriel.
El ángel debió ver en María rasgos de miedo, tal vez por la exaltación que estaba haciendo de ella. Sin titubeos Gabriel le describe el objeto de su misión y su misterio:
No temas, porque has hallado gracias ante Dios Vas a concebir en tu seno y dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.
La revelación que le hace el ángel del contenido de su misión es grandiosa. María es la madre de Dios. Ella le va a dar parte de su humanidad y la sangre que Jesús iba a derramar en la cruz como Salvador. En este momento se ha producido la revelación y el acontecimiento más importante de la humanidad. Dios se humaniza y se hace hombre en el vientre de una mujer. Es un misterio que sólo lo entendemos desde la fe. María va a llevar en su vientre durante nueve meses a ese Dios, transformado en cercanía por su humanidad y toda su vida va a girar en torno a Jesús. Para Él vivió y a Él acompañó en todos los pasos de su existencia, hasta en la cruz. María no se puede concebir sin Jesús, ni Jesús sin María. Tal vez en este momento María no llegaría a comprender plenamente la grandeza de su misión. Por esto nos dice Lucas que los pensamientos íntimos de María ante este anuncio tan trascendente, no los conocemos. El mensaje del ángel era claro, pero a una muchacha sencilla y humilde, le costaba entender esta misión, ya que ella se había comprometido a entregarse al servicio de Dios en la virginidad y no terminaba de entender las palabras de Gabriel.
Por esto pregunta al ángel.
¿Cómo será esto pues no conozco varón?
María había hecho voto de virginidad. Costumbre poco común en el pueblo de Israel, ya que la virginidad no estaba bien vista. Por esto en todas las jóvenes de Israel la soltería estaba mal vista o casi perseguida, ya que toda mujer esperaba las profecías mesiánicas. Ante las dudas de María el ángel le aclara plenamente el gran misterio. Es el Espíritu Santo el que obrará el gran milagro sin concurso humano y siendo virgen, María da a luz al hijo de Dios.
El ángel le responde con estas palabras:
El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Dios.
Con estas palabras el ángel le anuncia el acontecimiento más grande de la historia de la Humanidad. Dios se hace hombre y se viene a vivir entre los hombres. En el seno de María empieza la nueva alianza de Dios con los hombres. Se abre un nuevo camino para la humanidad. Nace en ese momento un mundo nuevo como nos dice San Sobroni: Verdaderamente bendita eres entre todas las mujeres, pues has cambiado la maldición de Eva en bendición, pues has hecho que Adán, que yacía postrado por una maldición, fuera bendecido por medio de ti,
María quedó perpleja ante estas palabras del ángel, aunque empieza a entender la gran responsabilidad que ha caído sobre ella. Con un gesto de gran humildad le respondió.
He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y se retiró de ella el ángel.
María hace de la voluntad divina el principio inspirador de su acción a través de toda la vida. No pone la menor objeción al anuncio del ángel. Su sí es rotundo, absoluto, sin repliegues. En este momento de la encarnación, Dios se hace cercanía, misericordia, y salvación.
Es admirable que Dios respete la libertad de María para llegar a ser la Madre de Dios. María no podía decir no a esa llamada de Dios. Ha sido el Si más importante de la Historia humana.
Aún resuena en los umbrales de la historia.
Esclavo es el que sirve, el que no es para sí, sino para el otro, en una actitud total de entrega. Jesús ha dicho también que el hijo del hombre ha venido a servir y ser esclavo de los hombres en su servicio.
María nos invita a que nosotros digamos si a Dios en todas las cosas.

El evangelio de Mateo (1, 19) nos habla de las zozobras de José:
José como fue justo y no quiso infamarla, resolvió repudiarla secretamente. Estando en estos pensamientos, de pronto un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu mujer, pues lo que se engendró en ella es del Espíritu Santo.
Van a formar una familia muy santa, la más santo de todos los tiempos. En ella va a crecer Jesús. La vida de José y María es sólo para Jesús.
El hogar de Nazaret es una casa de luz y de paz. En ella Jesús es el centro. María la madre y José el jardinero, que cuida ese vergel. Nazaret es lugar de encuentro, de diálogo, de oración, de trabajo. Este hogar es nuestro modelo y nuestro estímulo.
Un actor y director mejicano, Verastegui, convertido al catolicismo hace poco, después de haber palpado la gloria del triunfo, del poder y el dinero, nos cuenta, que Dios tocó a su corazón y quiso dejarlo todo para entregarse más completamente a Dios, ya que sintió un vacío interior que le consumía.
Como recuerdo de su infancia, nos decía este piropo a la Virgen con el que quiero terminar:
No hay palabras para describir la grandeza de la Virgen María, es mi madre, es la mujer más bella, es mi morenita, mi madrecita, mi mamita , mi todo, mi guía: mi madre.